CUARTETO DE CUERDA
Hay días que uno se levanta con el pie cambiado. En esos momentos hay que huir hacia adelante y volver a la patria que llevamos dentro: la infancia.
Mi infancia es correr desbocado hacia la Plaza de Santo Domingo, -un 25 de diciembre tras haber comido en casa de la abuela Victoria-, a comprar ladrillos de regaliz al quiosco de la esquina.
Es pasear por la Concordia, por la Mayor y por Bardales. Es la abuela, son los primos y los tíos, y las tías; los Calleja Calvo; mis padres, mi hermana, la Navidad.
Hoy, paseando por sus calles he visto este graffiti, ¿cuántas veces habré pasado por debajo sin darme cuenta que estaba ahí arriba, pintado?.
Y me da ha dado que pensar.
Guadalajara es como los cuartetos de cuerda de Mendelssohn: te hipnotiza y te atrapa entre sus notas; es intensa y es emocionante.
Guadalajara no es sólo una ciudad. Es un sentimiento.
© Iván Mª Asenjo del Amo |
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